No durará.
Su naturaleza es fluir. Pero, como por retenerlo, extiendes tus sentidos, potencias -conscientemente- tu memoria. Si no ha de sostenerse, quieres al menos poder volver. Atesorar refugios. Espacios resilientes.
Conoces bien la sensación. Va contigo como un rasgo de carácter. Hace mucho, incluso lo compartiste con un nombre: nostalgia del momento presente.
Sin embargo, de alguna forma, se pierde intensidad en el proceso. Buscar la perspectiva es asomarse desde fuera. Podría ser muy arriba o lejos. Y corres el riesgo de extraviarte. De no poder volver a tiempo. No saber ya nunca si el espacio conservado es organismo o artefacto.
Pero uno ha de identificarse en sus renuncias.
Y entonces, sí,
serenidad.
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Otros textos ”desde dentro de tu cabeza“.
El lento ahora 
Me encanta
Qué bien… porque es la clase de cosa que uno enseña como con vergüencilla… :)
Lo pensé! Que si yo pudiera escribir algo así, me daría vergüenza enseñarlo…
Gracias por compartirlo!!
me ha gustado mucho, y ya con ese rubor en las mejillas por compartirlo, todavía más :)
me guardo la frase «Pero uno ha de identificarse en sus renuncias.».
¿serenidad, la real, de saberse uno mismo?
No sólo en sus renuncias, claro. Pero también en ellas, ¿por qué no?
Y sí. Saber que uno es así. Que a veces cambia un poco del momento presente, por disfrutarlo -tal vez- mejor en el futuro. No es la única opción. Pero da serenidad reconocerse.
Sin esa resiliencia, _la nostalgia del momento presente_ se convierte en huida del pasado y miedo al futuro.
Grande, Luis. Felicidades.
Algo así, sí… Un lugar del que tomar prestado los recursos para atreverse a seguir.
¿Viste este vídeo?
http://www.scoop.it/t/literatura-desde-un-punto-de-vista-mas-bien-creativo/p/3917076711/te-atreves-a-sonar
Como suele decir alguien a quien quiero, «A veces, me echo de menos» . Fundamental no perdernos sólo en la búsqueda de esas renuncias ;-)
Felicidades por el blog. Ya tienes otra lectora más :)
Echarse a uno de menos… Creo que entiendo a qué te refieres, sí.
Estoy de acuerdo en que no hay que obcecarse en las renuncias. Pero quería señalar que tampoco hay que negarlas. Identificarse en ellas, cuando toca, creo que es un ejercicio de madurez.
Está claro que nos seguiremos, Xenia. Un saludo! ;)