La derivada dialéctica

«…sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano

(Alex Grijelmo, La seducción de las palabrasmuestra-)

Hace bastantes años que me cayó en las manos, de casualidad, el libro de «La seducción de las palabras». Me quedé sobre todo con que “las palabras no sólo significan: también evocan”. E intento tenerlo muy en cuenta, para cualquier uso legítimo o ilegítimo, personal, de segundos o terceros.

Pero especialmente me acuerdo de que “la intención de seducir con palabras ha alcanzado en la política y la economía, en las almenas del poder, su más terrible técnica“. No hace falta que profundice en esto, ¿cierto? Lo sabemos todos. El uso torticero del lenguaje por parte de las élites es un puro cliché.

Aunque no por ello menos cierto.

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El caso es que tengo detectada desde hace tiempo una técnica para embaucar, y la veo casi a diario. Siendo honestos, no se trata verdaderamente de una falacia lógica. Sin embargo, estoy convencido de que se utiliza como forma de «seducción«.  Decir verdades muy técnicas, que suenen bien a quienes no las entienden en su profundidad. Frases que los medios de comunicación «de nuestra cuerda» puedan aprovechar de la forma más conveniente.

Dice Grijelmo que «convence (persuade) una demostración matemática pero seduce un perfume». Así que voy a enfrentar esta seducción con las matemáticas. A ver qué pasa. Creo que es lo más adecuado porque a esta técnica he pensado en llamarla «La Derivada Dialéctica«. (No se me asuste nadie todavía, es más fácil de lo que parece ;) ).

Supongamos que tenemos una secuencia de datos y estadísticas que se obtienen periódicamente. Algo así como el Índice de Precio de la Vivienda, o la Encuesta de Población Activa, por poner esos ejemplos que vemos en las noticias tan a menudo. Imaginemos que se están dando las cifras del paro y, por poner un ejemplo sin parecido con la realidad, imaginemos que estas noticias son siempre horribles. Por supuesto, el político de turno, el responsable de devolver la confianza a los mercados, quiere hacer que parezcan mejores, que hay un cambio, «brotes verdes«, o una «luz al final del túnel«, tanto monta.

Pero resulta que los números de los últimos meses dicen que la cosa está muy malamente. Tenemos mogollones de parados:

Datos de número de desempleados (Fuente: Eurostat, desde GooglePD)

Vale, son muchos… ¿Pero cómo sabemos si vamos a mejor o a peor? Pues así:

1.- Primera Derivada

Para saber si los datos son buenos o malos, se puede ver la tendencia, el ritmo de cambio, para que nos entendamos «la velocidad» que estamos llevando en la destrucción de empleo. No es más que restar a la cifra de un periodo, la del periodo anterior, así de fácil. Hay que tener en cuenta que el resultado, esa velocidad puede ser positiva o negativa, pero en este caso, oh, catástrofe, resulta que la velocidad es positiva. Que el número de desempleados no hace más que crecer (lo pongo en rojo porque rojo, lo sabe tol mundo, es mal):

Crecimiento de número de Desempleados

Así que el portavoz de turno no puede decir «se ha creado empleo», no puede decir «vamos a mejor». Pero necesitan decir algo que suene bien, así que vamos a por la siguiente derivada dialéctica.

2.- Segunda Derivada

Sin desfallecer, se restan las velocidades de unos periodos con las de los anteriores y se ve que… ¡Eh, milagro! ¡Aparecen cifras en verde!:

Aceleración de la creación/destrucción de empleo

¡Resulta que en diciembre de 2011 y en septiembre de 2012 la velocidad a la que creció el desempleo en ese periodo fue menor! ¡Suuúper bien! En esos periodos podemos decir que hubo una aceleración (derivada segunda) negativa. Ya está. Ahí hay brotes verdes. El paro sigue creciendo, pero crece más despacio. ¡Contentos deberíamos vernos!

Pero ojo… que es que en Septiembre, Marzo y Junio la cosa está en roja. ¿Qué podemos decir durante esos meses? Pues  no se preocupe, señor político, vamos a ir un pasito más allá.

3.- Tercera Derivada

Volvemos a hacer la resta y… ¡Mira, mira, mira! ¡Si ya está casi todo en verde!

Ritmo de cambio de la aceleración de desempleados

Igual no podemos decir que se ha creado empleo. Igual no podemos decir que se ha destruido empleo más despacio. Pero podemos decir… tachán, tachán… ¡Que se ha acelerado menos! Toma ya.  Suena casi igual de bien que cualquiera de las anteriores para el que no tiene mucha formación en temas académicos/matemáticos/económicos. ¡Un éxito, hoygan!

La movida es que en marzo de 02012 no fue así…  De hecho… fue a peor.

Maldita sea. Igual hay que hacer un procedimiento parecido pero… en vez de con los números brutos, con la tasa de desempleos, ¡con los porcentajes!… O mejor, ¡comparar esas tasas con las de años anteriores!  Al fin y al cabo… 100.000 es el 10% de un millón, pero sólo el 2% de 5 millones ¡Ahí hay otro filón!

¡Rápido, rápido! ¡Traigan más tupidos velos!

Sigh…

Me dirá alguno que, en realidad, el político no miente. Y es cierto. No lo hace. Pero estoy convencido de que hay verdadera voluntad de engañar. Y que si pueden permitirse hacerlo, es porque mucha gente no sabe y también porque, a menudo, el que sabe no explica. Por eso hay que educar.

Porque las matemáticas, como las realidades, son tozudas.

13 comentarios en “La derivada dialéctica

  1. Creo que tienes razón en lo esencial. Por lo menos en lo que se refiere a la comunicación de las cifras y en la utilización torticera que de ellas se hace.

    Otra cuestión es la utilidad que la «primera derivada» o la «segunda» tienen. En muchas ocasiones es más importante la primera derivada y su tasa de variación que la cifra absoluta. Por ejemplo, el IPC. El valor absoluto del IPC no tiene ningún significado pero es su tasa de variación la que está relacionada con la inflación (variable no observable directamente). La «derivada segunda» es también importante ya que mide en que manera la tasa de inflación es estacionaria o no.

    En general en los modelos econométricos muchas variables vienen expresadas en diferencias, a veces con distintos retardos, ya que antes de empezar a trabajar conviene que los procesos sean estacionarios. Discutí algo de esto en mi blog hace tiempo aquí.

    Un saludo brother

    1. Nada más lejos de mi intención que tratar de quitar valor a las derivadas en sí mismas. Las tendencias, el ritmo de cambio de las tendencias y mucho más tiene un significado real y, bien interpretado, absolutamente válido. Ya sabemos que la economía no es mi área de conocimiento, pero no tengo la menor duda de que se pueden extraer conclusiones interesantísimas de estos cálculos.

      Pero bueno, creo que no hace falta mucha más aclaración, porque veo que estamos de acuerdo en «lo esencial» que quería decir en el artículo. ;)

  2. Pues sí, el uso de los datos numéricos a conveniencia es moneda corriente, Luis, pero no sólo en el ámbito político. En el ámbito empresarial, cuando un consejo de administración tiene que convencer a una junta de accionistas (o al mercado) de lo bien que va la empresa, aunque no vaya bien, suelen emplear se métodos como el que muestras de ejemplo.

    Como muy bien dice Pedro, en general los valores absolutos no suelen decir mucho; para que alcancen significación es necesario usar referencias: comparar unas magnitudes con otras. Si comparas el valor de una magnitud en un momento del tiempo y en el siguiente, ahí tienes su evolución. De otro modo: en realidad no me interesa si el vaso está lleno o vacío, sino si se está llenando o vaciando; y después, con qué intensidad ocurre esto.

    Así pues, no creo que el problema sea el uso de la derivada, sino de su interpretación a conveniencia. O sea, de que la moto que uno venda, no tenga gasolina.

    Saludos

    1. Efectivamente Ricardo. Como también he contestado a mi hermano, no discuto la utilidad de ese tipo de cálculos. Creo que son vitales en todo tipo de situaciones (empresarialmente, desde luego, también). Pero creo que el objetivo último, extraer conocimiento, realizar una síntesis de sentido de todo ello, requiere un acercamiento bastante más serio y riguroso del que vemos en las noticias. Normalmente: «Titular – Sube el paro ; Subtitular: Desciende el ritmo de incremento». Qué entenderá el abuelillo del pueblo, me pregunto yo.

      Con este post sólo quería señalar con el dedo ese tipo de lectura muy concreto y que se hace a menudo. De hecho, la primera vez que lo identifiqué (y me eché las manos a la cabeza) fue acerca del precio de la vivienda en tiempos de Zapatero (podía ser 2004 a finales, no quedaba burbuja apenas) en el que decían que había buenas noticias porque «la tasa de ritmo de cambio del incremento del precio era negativa». Ojo cuidao… ¡LA TASA! Me quedé alucinado. Y desde entonces lo he visto mil veces.

      1. Octubre de 2006. En Octubre de 2006 la tasa interanual de crecimiento de los precios de la vivienda bajó del 10% (a un 9,7%) y eso lo vendía la entonces ministra Trujillo como un logro. (Claro que una subida de un 9,7% sobre algo que ya ha crecido un 10% es una subida absoluta mayor, ¿no? 100 – 110 – 120,67 )

        1. No recuerdo exactamente, pero los datos cuadran. Además, incluso tiene más sentido. A finales de 02004 no llevaban ni un año en el poder. Demasiado justo para colgarse medallas, pero a los dos años ya era necesario ponerse alguna en la pechera…

    1. Gracias, Dani. Y tengo que decir que me alegra tu comentario. Intento que las cosas que escribo aquí sean vigentes por un periodo de tiempo más largo de lo acostrumbrado. Es uno de los motivos por los que esto es «el lento ahora».

      ¡Un saludo!

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