Primer Arte

TERCER PARALELO

No.

Tú no eres mía,

como tampoco lo es

mi propia vida.

Habito inalterado

en tu impresencia,

alegremente salpicada,

——– eso sí,

de instantes

en los que impactamos

sin ninguna violencia.

Como cuando somos

sanos amantes

que se disfrutan

vacíos de malicias,

engaños o fisuras

-ya que no hay recuerdos

que sea necesario exorcizar-.

O cuando somos

divertidos testigos

de intimidades traviesas

e inconfundibles esencias.

O también

cuando escrutamos

nuestros abismos

silenciosos

a pares enfrentados.

En momentos así

escucho a veces

el latido tenue

de una vida terminal.

Tal vez como la mía,

pero sin duda el de la nuestra.

Porque,

no lo olvides nunca,

eso es lo que hemos sido:

un soplo de vida

————–donde quizá

——-nunca hubo barro.

Míranos.

Juntos somos la prueba.

Abrazados,

tu espalda contra mi pecho,

las manos entrelazadas

y cuatro pupilas fijas

observando al negro

devorar la llama.

Respirando acompasados

en la serena espera

de que el temporizador

——————- expire

————–con lo todo.

Meciéndonos,

como océanos encontrados,

aguardando esa marea

que arrastre lo erigido.

Ese día temprano

en que vengas,

—– tan fascinante,

a recordarme

——- que todo fluye

y ya ha sido derramado,

que sigo vivo,

y que aún no he olvidado

a qué sabe echar de menos.

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