.
.
“Hay golpes en la vida, tan duros, yo no sé”.
(César Vallejo)
En realidad, no existe motivo alguno para que no te pase a ti.
Y lo sabes.
Cualquier drama de nota en diario, comentario de vecinas con voz horripilada y el estupor que alberga una vaga empatía y un pordiós, tal vez, a modo de amuleto.
¿Por qué a ti no?
No te engañas. Lo máximo que puedes pedirle a la vida no es realizar aspiraciones, sino tan solo no verte alcanzado por uno de esos golpes como del odio de dios.
Es aún más triste. Ni siquiera puedes pedirlo.
¿Quién habría de escuchar tus súplicas?
Solo queda confiar en que, quién sabe si por capricho estadístico quedéis libres tú y los tuyos durante un ciclo de vida. Que las muertes llegue en el orden aceptable.
A veces, expresas tus miedos en voz alta. A veces, piensas, “si lo digo no ocurre”.
Pero de igual modo podría ocurrir. Y lo sabes. ¿Por qué a ti no?
Sigue pidiendo una llamada al llegar a destino, sigue agarrándote a tu parte en los detalles y a sagrados o paganos talismanes.
Cualquier instante -cualquiera- contiene el potencial de lo impensable.
Con la lejana cercanía de los medios, escucharás al envidiado alcanzador de metas. Las narrará como si fueran todas inevitable resultado de su visión y su trabajo. Puto idiota.
Ha aprendido a bracear en aguas calmas, sí. Pero no ha nacido el nadador capaz de imponer su voluntad a la caótica turbulencia de una mar embravecida. Y tienes la sensación de que, el pobre, aún no lo sabe. Y crees que es feliz.
Pero tú no.
Tú ya sabes por qué no.
.
.
.
.
– Mapa del poemario –
Eres mi público si… / Yo somos muchos /Está ocurriendo / Miedo I / Recuérdalo / Tampoco esta noche / No se lo digas a nadie / Miedo II / El vaso / Ley de vida /Transitar el verano
2 comentarios en “Miedo II”