Empezar preguntando

A raíz del último post, del que recibí bastantes comentarios, he decidido sacar un tema que se me había pasado por la cabeza varias veces*. Una actitud que, creo, posibilitó ese intercambio en concreto. Pero que también me ha ahorrado unos cuantos conflictos en la vida y, entiendo, evitado que muchas de mis relaciones personales se deteriorasen innecesariamente.

Algo tan simple como esto: empezar preguntando.

Una forma de gestionar el cabreo que he ido practicando cada vez más conscientemente desde que reparé en ella. Es decir, cuando he estado molesto u ofendido por las acciones de alguien, pero sin conocer sus intenciones.  Cuando no he tenido noticias, no se ha producido esa llamada, se me ha dado plantón o similares, sin explicación aparente. O, especialmente, cuando alguien me ha dicho algo de otro alguien que me ha dolido. Es decir, siempre que he tenido que poner de mi parte, imaginar o interpretar para rellenar los huecos con ideas preconcebidas; entonces me ha venido bien hacer el esfuerzo y ponerme en cuarentena. Ser consciente de que me falta información, no saltar a las conclusiones y dejarme llevar por las reacciones primarias. Es tan simple como dejar un margen al error, aunque la situación parezca evidente. Antes de pasar al ataque, empezar preguntando.

La pregunta, ojo, debe de ser muy abierta. ¿Qué ocurrió? Y basarse sólo en lo objetivo o en lo percibido por uno. ¿Por qué no me llamaste? Nunca una encerrona. Nunca una acusación velada. Tiene que ser una oportunidad sincera para que la otra parte se exprese libremente. De lo contrario tendremos excusas o contraataques, cuando lo que queremos es información.

En realidad, todo esto es sólo una aplicación del Principio de Hanlon, que tanto ha hecho por mi calidad de vida: «Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez».

Estupidez puede ser una palabra excesiva, es cierto. Llamémoslo inconsciencia, por ejemplo, cuando es por parte del otro. Pero también es muy probable que, con una visión más completa, uno se dé cuenta de que ha estado a punto de ser injusto, que no ha tenido en cuenta hechos importantes, que aquellas acciones -¿egoístas, malvadas?- tienen un porqué inesperado y válido. Por no decir que, desde luego, empezar preguntando evita una reacción a la defensiva natural, al sentirse atacado.

Claro que, si es maldad, empezar preguntando sirve también como declaración o advertencia. Que sepas que me estoy enterando, tronco. Ahora vas y me lo explicas.

En ocasiones, puede, uno llega a inconsistencias entre hechos y explicaciones. En la mayoría, a otras verdades. Y, en unas cuantas, posiblemente corresponda asumir una parte de responsabilidad propia. Pero ya seremos capaces de gestionar eso, ¿o qué?

En cualquier caso, de entre las situaciones posibles; las decisiones que se tomen, sin duda, estarán más informadas. Eso facilitará que sean más justas, coherentes o empáticas. Y, cuando proceda, se mandará a escaparrar con toda calma y convencimiento.

*********

* Supongo que no lo había hecho porque no me gusta la idea de ser ése que va por la vida dando consejos. Pero creo que lo hago. Al menos con alguna frecuencia.  Así que a uno no le queda otra que reconocerse esas miserias.

9 comentarios en “Empezar preguntando

  1. No conocía ese Principio de Hanlon, pero desde hace mucho tiempo y de forma meramente intuitiva intento practicarlo y qué buenos resultados!
    Por cierto, hay «miserias» que forman parte del encanto de quien las posee.

  2. Preguntar primero, esto es, aclarar de alguna manera los hechos objetivos (o lo más objetivos que sea posible) antes de saltar a su interpretación, su significado o sus consecuencias tiene nombre. Se llama asertividad.

    Saludos

    1. En realidad, hasta donde yo lo entiendo, es el paso previo a la asertividad (palabra que he evitado en todo el texto, porque excede bastante todo lo que quería decir… esto es más un «tip»). La asertividad la veo más en la expresión de cómo te ha hecho sentir (la confusión, el dolor, etc…) hablando desde los hechos objetivos y el «yo», contextualizando que son percepciones o sentimientos, y sin intentan agredir con ello.

      Pero vaya, sí. Van de la mano estas cosicas. :)

  3. Tengo que reconocer que la mayoría de tus consejos me resultan aplicables o, por lo menos, interesantes, que no es poco. Uno ya es muy viejo y cabezón para cambiar ciertos hábitos de la noche a la mañana, pero se tienen en cuenta y agradecen nuevas ideas. Por no decir que el blog en general me resulta estimulante. Abrazo y a seguir escribiendo!

    1. Cuando a uno se lo están llevando los demonios es difícil reaccionar bien. Pero cuando tienes, digamos, 10 minutos antes de ver a la persona que te ha sacado de quicio. O le vas a contestar por escrito. O, o, o… creo que no está de más intentarlo. Pero vaya, que cada cual a su manera. Ni que uno fuera un dechado de sabiduría! :D

      Y gracias por el comentario! ;)

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