Antes de nada, os recomendaría -mucho- que vierais este vídeo. Incluso aunque lo hayáis hecho ya:
¿Impresionante o no?
El niño, que ya no lo es, tiene unas habilidades escénicas fuera de lo común. Sin duda ha sido instruido, sin duda tiene un talento innato. Y luego está el mensaje, claro.
Lo veo y no puedo evitar pensar en una frase que leí alguna vez en algún foro, alguna red social, ya no recuerdo. Ante un elocuente discurso en voz infantil -ya no recuerdo si era sobre veganismo, feminismo o transgénicos, tanto da- dejó un sencillo comentario:
«Qué tiernos, los niños. Repiten todo lo que se les dice«.
Me pareció muy fino. Tomé nota.
Desde entonces, es algo en lo que pienso siempre que me encuentro con un personas tan jóvenes, con las ideas tan claras, pontificando sobre este tema o el otro. Y se me saltan todas las alertas. Porque puedo estar o no de acuerdo con el discurso de fondo, pero me da rabia tener que esforzarme activamente por disociar el qué se dice del quién lo dice.
Si hay, como supongo que es habitual, adultos detrás de ellos. Si, de forma más o menos consciente, propician que estos vídeos existan y se difundan. Entonces la maniobra, sin duda, es astuta. Porque utilizar a los niños como megáfonos tiene muchas ventajas:
- La primera, es que llama mucho la atención. Todavía no estamos demasiado saturados de ver a niños hablando de temas de adultos. Tal vez por eso unos cuantos de estos vídeos se han viralizado.
- El gancho, además, funciona muy bien porque nos llega más desde lo afectivo, desde lo empático, desde la identificación. Es más probable que los chavalillos nos resulten graciosos, divertidos, tiernos, qué sé yo, que nos produzcan sensaciones positivas.
- De hecho, a menudo apelan a sus propios sentimientos durante los razonamientos. Incluso a pintarse de víctimas de tal o cual situación. El «¿es qué nadie va a pensar en los niños?» de Helen Lovejoy, es menos risible cuando es el propio niño quien dice «¿es que nadie va a pensar en nosotros/mí?«
- Con eso se consigue la famosa «suspensión de incredulidad«. Es raro ser tan crítico con el discurso de un niño como con el de un adulto. Es más fácil admitirles fallas de razonamiento, afirmaciones sentenciosas sin fundamentar correctamente y sin que jamás, en ningún caso, se les pida recurrir a datos, documentación o referencias. Al menos, no más profundos que los de un experimento de clase de ciencias en el cole.
- El resultado final suelen ser discursos tan fáciles de deglutir como la bollería industrial. Perfectos para la transmisión de dogmas, sentencias, soluciones completas. Apelando al sentimiento de manera efectiva pero aplicándose en ámbitos que deberían pertenecer a la razón.
Me gustó mucho como en ese blog magnífico que es «Gominolas de Petroleo» se desmontó uno de esos virales (concretamente, el de la niña de las patatas). En la parte introductoria daba las que creo que son las claves para enfrentarse a este tipo de materiales:
Tras ver esto, lo primero que se nos puede ocurrir es preguntarnos quién está detrás de este vídeo: ¿de verdad ha sido elaborado «de forma inocente» por una niña de ocho años con la ayuda de su abuela o en realidad se trata de una efectista puesta en escena que esconde intereses ocultos? La verdad es que aquí eso poco nos importa. Nos centraremos, como tratamos de hacer siempre, en lo que se dice y no en quién lo dice.
¿Serán todos y cada uno de los casos intereses ocultos? No lo creo. ¿No hay acaso niños capaces de elaborar discursos o, al menos, tener ocurrencias originales e interesantes que merezca la pena compartir? Sin duda. Pero ¿hay que aceptarlo todo alegremente porque nos lo venden bien?
Pues eso.
No se a vosotros, pero a mí me da mucha rabia que me intenten manipular. Y me da incluso más rabia cuando veo que se intenta desde corrientes con las que podía estar de acuerdo previamente.
Por cierto que, de eso de que estén los críos ahí, expuestos, instrumentalizados no he hablado. Pero, de verdad, es que…
Utilizar así a un niño es poco menos que inmoral. Al verlo, lo único que se puede sentir es una profunda tristeza porque, como a otros muchos niños en el mundo, le han robado la infancia :(
Me imagino que algunos de los padres que lo hagan se quedarán sorprendidos de por dónde han salido sus hijos. Quizá no demasiado conscientes de hasta que punto están siendo reflejados ellos mismos.
Otros, sin duda, instrumentalizarán. Y tal vez crean que lo que hacen es educar.
Y luego estarán los puros fanáticos. Al final, niños soldado. Lo de siempre.
En el instituto de mi hija, representantes de una ONG de ayuda al inmigrante fueron a dar una charla. Cuando preguntaron acerca de la inmigración, a ella se le ocurrió decir que la mayoría de inmigrantes de los que estaban hablando, eran granjeros y ganaderos «porque en los sitios de donde venían, no tenían ni tractores pero que ella había visto programas sobre el cultivo de la coca, el café o el algodón y que eran campos muy grandes y que los críos desde bien pequeños, andaban entre animales y que sabían vivir con muy poco, que sabían vivir hasta en el desierto». Por eso no entendía por qué al llegar a España, se ponían a trabajar todos en la construcción, hostelería o servicio doméstico, si había tantas zonas rurales despobladas. Que en Madrid no hacían falta inmigrantes porque los españoles de los pueblos también se van para allá y que por eso no encontraban trabajo y que ayudarles a acceder a una vivienda en ciudades super-pobladas, era mantenerlos en un lugar donde tenían problemas para vivir. Por eso, si los inmigrantes que venían de zonas rurales hubieran sido llevados a los pueblos nada más aterrizar, hubieran prosperado y serían mejor considerados por todo el mundo porque estarían haciendo aquello en lo que eran expertos de nacimiento. Que así estarían teniendo hijos, que era lo que nos interesaba a los españoles y que no costaría tanto mantener abiertas las escuelas rurales». Le contestaron que esa era una actitud racista y que tuviera cuidado con ella. Llegó a casa desolada.
De bien pequeña ya me la lió en un examen defendiendo que Adán y Eva eran dos monos que vivían en Atapuerca… Recuerdo la charla con su tutor diciéndole: «Si la suspendes, tendrás que decirle cuál de sus profesores miente para que ella entienda dónde está el error en su respuesta».
A los niños no se les permite tener discurso propio. Y eso es tan dañino como manipularlos para que propaguen discursos ajenos.
Sin duda, esa hija tuya, Sonia tiene una capacidad de hilar razonamientos muy elevada. Tampoco me sorprende demasiado, por lo que puedo saber del entorno en el que ha crecido. ;)
Es posible que a los niños no se les permita tener un discurso propio, sí. Pero, sin embargo, mucha gente esté interesada en introducírselos, para que los reboten y comunicar de manera más efectiva.
Cómo conseguir que un niño desarrolle su propio discurso, su mentalidad crítica, su capacidad de discusión, su flexibilidad y asimilación de nuevas ideas, etc, etc… es, sin duda, algo complejo. Requiere un montón de habilidades transversales.
Por supuesto, durante ese proceso de desarrollo, debe de resultar bastante fácil avasallarlos. Algo que hacer con cuidado y cariño. Suponiendo que el interlocutor quiera aplicarlos.
Por cierto, me parece un tema muy interesante no ya lo que propone sobre la inmigración, sino la acusación de racismo por parte de los representantes de la ONG. Creo que puedo entender por dónde van los tiros. Pero me gustaría escucharles también a ellos. (En cualquier caso, suena como a amenazante lo que le dijeron… pobre muchacha… :S)
Dale 6 piezas de lego a un niño, quédate para controlar que no se las trague y verás aparecer perros, aviones y mesas… No hace falta mucho para poner la mente de un niño en marcha. Lo único que has de hacer es darles acceso al conocimiento y poner límites de seguridad.
La información que reciben los niños no se corresponde con la realidad (la imagen estereotipada de los campesinos y los niños entre gallinas que tenía mi hija, era una información sesgada y manipulada). Ella JAMÁS oyó hablar en el colegio sobre las universidades de Cali o de Antioquía, por lo que su idea de Colombia, por ponerte un ejemplo, era la de los campos y los niños de las fotos de los libros de texto, la de las FARC de la tele y la de las mamás colombianas de sus amigas, que le contaban que en su pueblo sólo había un ordenador y que eran muy pobres. LA MISMA imagen que ofreció la ONG que visitó el instituto para apelar a la conciencia de los chavales, fue la que luego les ofendió. Eso es lo que pasa cuando manipulamos a los críos… ;)