Nunca he tenido claro donde está la frontera entre las metáforas y los modelos matemáticos. En el instituto, a veces, encontraba mejores descripciones de mi estado de ánimo en la función de movimiento de un sólido rígido que en los versos impostados de autores románticos. Y no creo que sea algo demasiado extraño, la verdad, conociendo su enorme poder de representación.
¿O acaso no se «formulan» las expectativas o se «proyectan» los miedos?
Supongo que uno sólo quiere explicarse las cosas. Pero también construirse sus historias, su narrativa desde lo numérico, encontrar motivos para calibrar la dureza de las realidades o esperar futuros más ciertos. Eso lo necesita el de ciencias y lo necesita el humanista. Cada uno se apoya en lo que puede.
Así por ejemplo, he metamodelizado emociones que también ha tocado el artista. Me refiero a cosas como:
- El movimiento vibratorio amortiguado de los impactos emocionales.
En el que, después de un golpe, uno queda como un muelle, desestabilizado, con enormes altibajos en la búsqueda de un nuevo punto de equilibrio. Los mecanismos de defensa de la mente se ponen a trabajar a pleno rendimiento con lo que, a menudo, se pasan de frenada. Eso explica los momentos de subidón que se tienen, muy temporalmente, después de una ruptura, de un fracaso. Esa sensación de montaña rusa emocional que nunca es tan duradera como creemos que va a ser, porque nuestra corta visión oscila entre los «nunca me recuperaré de esto» y los «ya lo tengo totalmente superado». Y son muy intensos. Y, en cierto modo, siempre son mentira, claro. Pero cada vez menos. Porque la cosa se va pareciendo cada vez más a esto, siendo x el tiempo e y el estado de ánimo positivo o negativo:
Y, por supuesto, infinitos poetas han escrito mostrando este estado, pero creo que Borges en su «1964» lo clava tan bien como el mejor:
«Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta»
- Sin olvidar, por supuesto, que existe un límite de elasticidad
Porque ese movimiento amortiguado, claro, no es válido para cualquier fuerza de deformación. Que todos tenemos un límite a partir del cual nuestra estructura se deforma y el movimiento ya deja de ser homeostático. Y tiene todo que ver con ese concepto de la física que heredó la psicología: el de la resiliencia. El punto en el que ya no se puede volver al estado de elasticidad previo a la deformación. Los antiguos equilibrios se hacen inalcanzables y es necesario encontrar otros nuevos. O ninguno.
De esto el poeta diría que son «golpes, como del odio de dios«.
- Que la felicidad que uno percibe depende, sobre todo, de su carácter.
Supongo que habréis escuchado ese debate de siempre sobre si la inteligencia, la cultura, la formación, hacen al hombre más feliz o infeliz. Y últimamente tiendo a verlo, muy a «grosso modo«, como un factor multiplicador, pero que no cambia el «signo» del carácter. Y si la personalidad de uno es negativa -o positiva, tanto importa- todas esas potenciaciones sólo suelen acentuar sus rasgos.
La fórmula sería algo de este rollo:
NPF = I * D * C
Siendo,
NPF: Nivel Promedio de Felicididad
I: Inteligencia
D: Desarrollo, formación, cultura…
C: Carácter
Y como la Inteligencia y el Desarrollo sólo pueden ser positivos (quizá menores que 1, con lo que serían «limitantes», pero no negativos… hombre), el signo del resultado depende únicamente del carácter.
Por cierto, no niego la posibilidad de que una persona cambie su carácter con el paso de los años, por accidentes de la vida o procesos de trabajo y superación personal. Pero sí tiendo a pensar que es un elemento muy propio de la persona y hay autores que opinan en esa línea. En mi experiencia, la personalidad es algo que comienza a adivinarse desde el mismo nacimiento y que, normalmente, con el tiempo sólo se hace más evidente.
De esto, algún autor diría aquello de «venden los dioses lo que dan«.
- Ser una persona «compleja»
En el sentido más matemático del término, es decir, con una parte real y otra imaginaria. ¿Nunca habéis conocido a alguien con un mundo interior que no puede verse del todo en lo real, sino del que sólo podemos vislumbrar sus proyecciones? Su creatividad y fantasía les otorgan un valor absoluto.
Y no lo voy a ocultar, todo esto lo vi mucho más claro a través de Médem, cuando presentaba a Ángel, el personaje de Carmelo Gómez en Tierra. Él mismo lo decía: «Soy un ser complejo. Mitad hombre y mitad ángel. Es decir, estoy medio vivo y medio muerto».
- O la valoración monetaria del disgusto
Esta no es mía. Me la contó un hombre al que conocí en una comida de trabajo y al que siento no poder atribuir el mérito mejor. Un andaluz de mediana edad que me dijo algo así como: «Cuando el Betis bajó a segunda, yo, que he sido bético toda mi vida, me llevé un disgusto terrible. Pero se me ocurrió verlo así: ¿Cuánto hubiese pagado yo, de mi bolsillo, porque el Betis se quedará en primera? ¿Cien euros? ¡Ni de coña! ¿Diez? Sí. ¿Cincuenta? No… Decidí que hubiese pagado unos veinticinco. Así que me dije ¿y por veinticinco euros me voy a quedar yo con este mal cuerpo? ¡Anda y que les den!».
Reconozco que el método no vale con todo y que hay que ser de una determinada manera para usarlo. Pero, para esos pequeños desencantos de diario me parece bastante sabio. Porque, dime ¿cuánto vale esa tristeza?
Eso sí, me temo que de este tipo de tratos, el poeta, no sabe nada.
Me encanta leerte…:))
Y a mí que me leas y me comentes. ;)
Sin desperdicio, lo tiene todo. Bravo!
Gracias, Pa! La verdad es que después de unas semanas sin escribir he cogido esta con ganas. ;)
También hay relaciones asíntota.
¡Oh, cierto! Cuantas posibilidades que nos dan las asintotas. Para relaciones y para muchas cosas. Horizontales y hasta verticales, en las que el más infinito y el menos infinito «se tocan».
¡Aunque hay que tener cuidado con las representaciones! :D

Por otra parte, para las relaciones, igual me iría más a la biología: simbiosis, predación, parásito-huesped, comensalismo… ¡un no parar!
¡Jajajaja! Xkcd me da la vida.
Por otro lado, yo que no tengo ni idea de mates ni de biología acabo siempre en dramas shakespearanos.
XKCD justifica, por sí mismo, la existencia de internet: https://luistarrafeta.com/2013/01/17/mi-top-de-webcomics-iii-o-por-que-xkcd-es-el-mejor-del-mundo/
Lo de los dramas shakepearianos está muy bien. Pero seguro que puedes utilizar un montón de cosas aprendiendo de ramas del saber absolutamente ajenas a lo tuyo. ¡Viva la transversalidad, lo heterogéneo y lo mestizo! Sinisterra nos decía que para ser buen dramaturgo, nos recomendaba leer mecánica de fluidos y sociología. Todo vale. Y los caminos estarán menos trillados, seguro.
Por cierto, después de la sesión que viene, repetimos la de Raul. Y a lo mejor hago yo una, la última, sobre un tema algo así como «la ciencia como materia de literatura». Estaría bien, ¿no?
Sí la vida te da limones… Hazte una limonada!!!!
Bueno… No todo el mundo está de acuerdo: http://img.desmotivaciones.es/201310/maxresdefault_1.jpg
XDDD
Ese señor del Betis es un genio, una reflexión digna del sistema de talentos de la escritura cristiana. Uno se da cuenta (¿solo entonces?) que la economía se basa en un principio noble de querer devolver a los objetos una seguridad numérica. Luego al dinero le tiemblan las piernas y no queda nada menos seguro, sin embargo devolvernos a la ecuación es una noble voluntad.
Yo pude haber escrito sobre cómo los lenguajes matemáticos son más ricos que nuestros lenguajes de sinsentido, entonces veríamos que la metáfora que busca condensar el pensamiento matemático nos fascina. Un ejemplo ya clásico es el gato de Schrödinger, donde la imagen tiene algo de pesadilla. Borges desarrolla también la parábola de Aquiles y la tortuga. Las certezas del lenguaje científico no tienen por qué carecer de poder poético.
Desde luego que el señor andaluz es un genio. ¡Loado sea! :D
El lenguaje poético, el lógico y el científico dejan espacios abiertos donde cabe de casi todo. Stanilav Lem decía que a veces escribía ficción para expresar pensamientos científicos que no tendrían la suficiente acogida en su ámbito (o al menos es lo que entendí yo).
Podrías haber escrito esas cosas, y puedes todavía. Estoy seguro. ;)