Así sea

Emilio García-Miguel Cobo "Toeles"

En agradecimiento por su ayuda, el Nigromante ofreció al pastor obrarle un milagro: devolver la vida a cualquiera de las personas que hubiese perdido. Eso sí, la decisión debía tomarla inmediatamente, pues tenía que proseguir su camino.

Por su edad, ya avanzada, el hombre tenía numerosos candidatos y prudencia. Situación complicada. Imaginaba todas esas almas queridas suplicándole, mudas, por volver del otro lado. 

Al no haber fundado familia propia, pensó primero en Lucía. Amor juvenil de muy dolorosa pérdida. Pero, a estas alturas, ¿qué interés podría tener aquella muchacha en un hombre casi anciano? Podría recuperar su vida, la de ella, pero nunca la que perdieron ambos.

También recordó a su madre, despidiéndose ya anciana y enferma. Pero con serenidad y aceptación, desapegada ya de casi todo. ¿Qué sentido tendría traerla de nuevo? A su padre no lo había conocido pero, a estas alturas, apenas le quedaba curiosidad ni tiempo para él. Además, alguien de un pasado tan remoto, que no habría de entender los cambios del mundo, ¿habría sitio para él?

El Nigromante terminó de devolver la carga a su caballo y montó. El pastor seguía en silencio. Decidió concederle otro minuto.

El hombre pensó entonces en este amigo, en aquel otro. Quizás también en… Pero, en realidad, por qué sí al uno y no a cualquiera de los tales. ¿Cuántas enemistades podría acarrearle esta elección, cuántas viudas resentidas? No. Definitivamente no salía a cuenta. Que amigos había perdido ya varios, en perfecto estado de salud, porque siempre hay personas que entran y salen de la vida de uno.

Pero no entran y salen de la muerte.

En realidad, bien pensado, ¿por qué habría querer volver alguno de ellos? ¿No era tanto mejor, según el clero, el mundo de después? Visto así, traerse a alguien de vuelta quizá fuera una pura crueldad. Tal vez, incluso, ¿una venganza?

El Nigromante se impacientó. Habla, viejo. Basta con que digas un nombre.

El hombre miró a su rebaño. Escupió al suelo:

Bien están todos muertos.

Y echó a andar, azuzando su rebaño con  la vara.

photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/concellon/9034921715/">Chema Concellon</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">cc</a>

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Nota: Sí, lo reconozco. Este texto es una derivada lejana, muy lejana, de esta viñeta de The Perry Bible Fellowship.

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