«Ya no estamos juntos«, me dice. «Vaya, lo siento«, respondo. De pronto, saca orgullo «Eh, que he sido yo la que le he dejado a él«. Yo me extraño «No sé, aún así, me parece algo duro«. Ella se extraña. Silencio. Nos extrañamos mutuamente.
Nunca nos entendimos muy bien, la verdad.
El caso es que lo estuve pensando luego y a lo mejor tiene sentido. Porque, a través la muy deficiente educación emocional que recibimos por los grandes medios, no se habla demasiado del dolor que pueda sentir el que abandona. Porque es verdad que la imagen de desamparo pertenece más al que es dejado, que es más «víctima» y eso da un «capital moral» que legitima a hablar. Pero en cada ruptura hay dos partes implicadas, y estoy seguro de que, en la mayoría de los casos, no es fácil para nadie. Aunque sólo una de las partes tenga voz en la lírica.
Quiero decir, que si aceptamos que una de las formas más predominantes que tenemos para «sentirnos expresados«, para identificarnos con determinados sentimientos, son las canciones que escuchamos, entonces ocurre algo que -a mí por lo menos- me parece raro.
Como cultura, estamos invadidos de canciones de desamor. Gente abandonada, en ese momento, que sufre amores imposibles, que se libera, que manda a Cuenca o incluso que recuerda con una vaga nostalgia. Sin embargo, a pesar de estar a la orden del día, hay muy pocas canciones que traten del dolor de dejar a alguien. Es llamativo, porque a menudo son periodos largos y difíciles en la vida de una persona, todo eso de tomar la responsabilidad, de dar el golpe… Y, sin embargo, parece que a los trovadores modernos (desconozco a los antiguos) no les inspira lo más mínimo.
Es un terreno muy poco explotado (bueno, y el de las relaciones que siguen sin que uno sepa ni por qué …que da para otro post), así que he intentado hacer una recopilación de canciones de este rollo. Las güenas las conocía y otras me las he encontrado mientras buscaba material. En este sentido, lo que más me ha llamado la atención es que, incluso en las páginas en que he leído buscando canciones de esta temática, (páginas con nombres como «10 canciones sobre dejar a alguien que amas«) la mayoría no tenían nada que ver con lo que prometían.
En fin, que seguro que hay millones más (y estaría estupendo que las pusierais en los comentarios), pero aquí van las que -con bastante esfuerzo- he encontrado yo:
Tienes toda la razón. Dejar a alguien puede ser una de las experiencias más dolorosas, es un duelo en toda regla. Depende de las circunstancias, pero hay dolor y culpa, y como bien dices, parece que solo el que es dejado tiene fuerza moral para hablar, porque a los ojos y oídos de los demás explicar las razones por las que se deja suena mezquino. Como seguir golpeando a alguien que ya está en el suelo.
Esta tarde escucharé esas canciones. Tengo curiosidad.
Las canciones son de todo tipo. Yo diría que varias son obras maestras. Y otras no me gustan. Pero vamos, digo yo que no sólo tienen derecho a «sentirse expresados» aquellos que comparten mi _excelso_ gusto musical. ;)
A lo que te refieres… sí, exactamente. Y yo entiendo que predomine culturalmente la temática del abandonado, ojo. Igual que se recuerda a las víctimas y no, por ejemplo, a la familia del asesino (que no tienen la culpa de nada y sufren casi tanto como la de la víctima sin tener siquiera el consuelo de sentirse respaldados por la comunidad).
Pero es raro, ¿no? que no haya más temas de esto…
Las dudas, las dudas. Lo jodido son las dudas.
Cuando te dejan no las tienes, solo te queda un camino: superarlo. Y para eso tienes múltiples herramientas como el odio, la borrachera, los colegas, follar con gente desagradable pensando en que se joda quien te dejó, los porros, las peleas…
Cuando dejas, te cuesta un mundo ponerte a superarlo, porque estás aplastado por la culpa, preocupado por quien has dejado, y te mueres de un cariño infinito que decanta de la lástima. Y no te permites odiar, ni puedes follar con gente desagradable porque te sientes un traidor, ni salir con los colegas porque piensas que el/la dejado/a estará triste en casa… Y te jodes.
Lo mejor, además, es que pasa el tiempo, poco, y te encuentras con el/la dejado/a que ha utilizado todas las herramientas de arriba, que te mira por encima del hombro y que está muy muy lejos.
Y y no tienes de quién preocuparte,
ya no puedes sentir lástima
solo te queda el cariño infinito, ya limpio.
Entonces te viene la hostia y tienes que salir de tu agujero.
Toma dramón. Como si me hubiera pasado alguna vez, ¿verdad?
Las dudas, sí. Que a saber durante cuanto tiempo se prolongan. O en qué desembocan (creo que haré otro post de este pelo con ese tema, con canciones de eso, que también son escasas). Supongo que hay que tener bastante cuajo para explicitar dudas…
Supongo que el 99% de lo escrito en periodo de dudas está bajo diez cerrojos.
Y todo lo que dices es cierto. Pero no se tiene derecho a decirlo. Así que ándate con ojo, titán. ;)
Os leo. Y leo en particular lo que has puesto en el post:
«Es llamativo, porque a menudo son periodos largos y difíciles en la vida de una persona, todo eso de tomar la responsabilidad, de dar el golpe… Y, sin embargo, parece que a los trovadores modernos (desconozco a los antiguos) no les inspira lo más mínimo.»
Y las respuestas de los demás.
Y claro, sí, veo el dolor de la víctima, del verdugo, incluso del amigo/a que se encuentra entre las V_V …
Pero hay algo que no me acaba de encajar, y lo achaco a esa falta de educación emocional que comentas. Salvo quizás contadas ocasiones, en la mayor parte de los casos, y son los casos a los que os referís: lentos, dolorosos, que te van haciendo un agujero por dentro hasta que se saca, de deja al otro y entonces el agujero se convierte en abismo. En todos esos casos se llega a una situación que no tendría por qué existir: el sentimiento de víctima y verdugo por un lado y otro.
¿Qué pasaría si durante la relación, en lugar de vivir un tormentoso proceso de dudas (futuro verdugo) fuéramos capaces de comunicar, de poner encima de la mesa lo que no funciona, lo que no nos hace sentir del todo bien, y nos empieza a escocer, de ver si es posible una solución o no, y que esa comunicación fuese de verdad, de la que sale de dentro y deja el corazón abierto, aún a riesgo de dejarlo vulnerable al abrirlo al otro? ¿Ese rumiar las dudas es por miedo de hacer daño al otro (para luego total tener que darle entre lágrimas una estocada mortal cuando ya no se puede más) o es miedo de hacerse daño a uno mismo, de no dejar entrar en lo más hondo que uno es?
Si hubiera esa comunicación, ese crecimiento individual y común de verdad a lo largo de la relación de pareja, creo que se llegaría a un punto en el que las dos partes podrían ver claramente que ése no es el camino para ninguno de los dos, en lugar de llegar a un punto en el que la víctima llega con un esquema de relación irreal e idealizado (por eso se convierte en víctima, es en cierto modo un «estafado/a», por eso no lleva dudas) que se confronta con la realidad dolorosa del verdugo, y es entonces cuando ponemos la etiqueta: tú te llevas la v pequeña, yo me llevo la V grande.
Pero bueno, supongo que llegar a estas formas de relación sería nuestro siguiente paso en el camino de evolución como ser humanos…
Eso que dices, es bastante de lo que habla el tema de los Tool cuando dice todo eso de «to bring the pieces, back together, rediscover comunication».
Pero no seamos excesivamente biempensantes. Hay al menos dos cosas que diría al respecto:
1.- Muchas veces, cuando algo empieza a ir no excesivamente fino, la persona que lo detecta prefiere hacer la vista gorda. No verbalizarlo y mucho menos compartirlo con su pareja. Porque haciéndolo se da entidad a algo que puede ser tan absolutamente banal como un mal día o una mala época que, en ocasiones, puede pasar sin más, como un chubasco. Porque hay personas extraordinariamente inestables que viven en parmanentes montañas rusas emocionales. Y porque también la otra persona puede no merecerse estar en todo momento pendiente de si estamos en un microcontexto de subida y bajada. No digo que tenga que ser así siempre, claro. Llegado un punto en el que se acerque la crisis, habrá que comunicar. Pero puede dar miedo, tener un alto coste… Es decir, que no justifica todos y cada uno de los silencios. Pero sí creo que explica el comportamiento reservado de muchos.
2.- Por otra parte, en tu discurso das por hecho que, con toda la información sobre la mesa, hablando y poniendo en común _indefectiblemente_ ambas partes llegarán a la conclusión de que lo mejor es seguir o dejarlo. Y eso, simplemente, no es cierto. No todo el mundo tiene la madurez emocional (y fíjate que no hablo aquí de víctimas ni verdugos) de aceptar lo que sea mejor para ambos.
Madre mía. Después de pontificar de semejantes maneras, creo que debería lavarme las manos o algo. ;)
Al final… yo qué sé… todo es tan… escurridizo.
ya te digo, escurridizo un rato…
¿pontificar??? O_o
En fin, que en todo lo que decía estaba comentando también el tema de crecer, de madurar en el contexto de esa pareja. Esa higiene emocional que tristemente no se fomenta adecuadamente, y al final es en lo que más se nos va la vida…
A una pareja llegan dos personitas con su todo, con su historial de cicatrices, algunas aún sin cerrar, momentos de evolución personal distintos…
Y quizás comunicando no vean los dos claramente como salida el dejarlo (quizás siendo maduros emocionalmente sí, como dices), pero al menos eso da opción a por lo menos intentarlo si interesa, y que la ruptura no sea una indeterminación, sino una evolución vital, que exista una continuidad.
Y si alguien es inestable emocionalmente, obviamente sin cargar al otro y agobiarlo, ¿no es mejor admitirlo? Quiero decir, todo lo que se guarda debajo de la alfombra, por el hecho de no exteriorizarlo, no desaparece, más bien al contrario, fermenta y no da precisamente cerveza… Y si afecta a quien tienes a tu lado, yo personalmente pienso que es mejor comunicar comunicar comunicar… Que a veces también nos enroscamos internamente en cosas que no están tan retorcidas finalmente, y sólo es el punto de perspectiva. Al liberarlo, como que se desenmadeja…
Pero lo dicho, que mi planteamiento sería en un mundo ideal de humanos tan sanos emocionalmente como mentalmente…
Venga, yo también me lavo las manos :P