Alguna vez dije por aquí de pasada que la democracia actual es el gran consenso. Cualquier crítica al actual sistema democrático parece un alegato en favor de algún tipo de absolutismo. Sin embargo, la democracia ha tomado diversas formas a lo largo de los tiempos (directa, representativa, semi-directa) y se aplica de diferentes maneras actualmente en unos países y otros. Así que seguro que hay mejores métodos de hacerlo que el nuestro.
Yo no soy ningún especialista en estas cosas, pero siempre me ha parecido que es un método muy tosco eso de que gane las elecciones «el que más votos recibe», ya que eso no es representativo del «mayor consenso». Ser apoyado por un porcentaje alto de la sociedad no es ninguna garantía de representar la «voluntad popular» cuando otro alto porcentaje, incluso aunque sea inferior (y aun esto es discutible), está firmemente en contra. En el caso de España, concretamente, creo que no es exagerado decir que la mayoría de la electores votan a un partido u otro como una forma de castigo, de votar «en contra» de «los otros». ¿No es una pena?
Más bien, una consecuencia lógica.
Un señor llamado Kenneth Arrow ganó el premio Nobel de economía por, entre otras cosas, demostrar que «cuando se tienen tres o más alternativas para que un cierto número de personas voten por ellas, no es posible diseñar un sistema de votación que permita generalizar las preferencias de los individuos hacia una preferencia global de la comunidad, de modo que al mismo tiempo se cumplan ciertos criterios «racionales»».
Le llaman teoría de imposibilidad o paradoja de Arrow. Se suele sobre-simplificar diciendo que «Ningún sistema de votación es justo». Es bastante raro que esto salga en los medios, claro, porque, ¿a quien puede interesarle una demostración matemática de que la democracia no puede funcionar?
Por motivaciones matemáticas -las condiciones de «racionalidad» que establece Arrow parecen excesivas- otros decidieron que, en realidad, sí que puede establecerse un sistema de votaciones justo si relajamos un poco las restricciones. El sistema existía ya desde el siglo XVIII (e incluso XIII, aunque planteado de otra manera) y se llama Método de Condorcet, desarrollado por el Marqués del mismo nombre.
Aunque el método de cálculo es un poco farragoso (aunque una broma para la potencia de cálculo de los ordenadores actuales), para el votante no lo es en absoluto. Sencillamente hay que hacer que cada votante ponga todos los candidatos según su orden de preferencia. Además, se permiten los empates.
La principal ventaja de este método es que el ganador no es el que más votos recibe, sino el que más consenso encuentra a su favor. De hecho, es perfectamente posible que gane un candidato que no sea el preferido de nadie, siempre que cuente con una aprobación suficiente. El candidato del «ni pa ti ni pa mí«, para que nos entendamos. Una manera de acabar con la llamada «dictadura de la mayoría».
Con ese sistema estaría contento hasta el figura éste, Koichi Toyama, un auténtico festival de candidato al Gobierno de Tokio y que obtuvo más de 15.000 votos (0’27%):
Las condiciones matemáticas para demostrar el teorema de Arrow no son tan extravagantes. De hecho, traducidas a un lenguaje común son bastante sensatas.
La diferencia fundamental entre Arrow y Condorcet es que éste último trata de la elección de un candidato con menos oposición mientras que Arrow demostraba la imposibilidad de representar un conjunto de preferencias «agregadas» y esto va más allá de elegir un candidato.
Una de las condiciones de Arrow es la «no dictadura», esto es, no se puede concluir que las preferencias de un grupo equivalen a las preferencias individuales de un único individuo, un dictador. Condorcet permite elegir un «dictador benevolente» frente a la actual «tiranía de la mayoría» si quieres, pero no resuelve la paradoja de Arrow.
En realidad, el teorema de Arrow tiene implicaciones mucho más profundas.
Saludos…
Ya sabía yo que a este ibas a contestar seguro… ;)
Es cierto que las condiciones de Arrow no son descabelladas. Tampoco pretendía decir eso.
Hasta donde se puede llegar con las implicaciones de la paradoja de Arrow es algo que se me sale del post y de mis propias capacidades. Pero me suena que tienes un blog tuyo en el que quizá quieras continuar. ;)
Saludes…