(…seeeñor, las ganas que tenía de escribir esta entrada).
Hace ya unos meses comenzamos un proyecto de voluntariado en el Albergue de Personas Sin Hogar de Pamplona.
La idea era relativamente sencilla: realizar un blog que fuera de los usuarios. No de la fundación, ni de los trabajadores, ni de nosotros los voluntarios, sino de los usuarios. Ayudarles en la redacción, en la parte informática, dándoles ideas, motivándolos… como fuera necesario para que saliera adelante.
Y creíamos en esa idea por dos motivos principales:
- Porque, como decía -creo que con razón- mi no-muy-amado Pérez Reverte: «Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar». Y está claro que esta gente ha vivido. Pero bien.
- Porque partíamos de la idea de que sus historias pueden ser igualmente enriquecedoras para quien las escucha como para quien las cuenta.
«No va a ser fácil. Es un grupo de muy baja motivación», me advirtió el psicólogo del centro cuando se lo propusimos. Pero, a pesar de todo, nos animó a hacerlo.
Tras unos comienzos mucho -aún- más lentos de lo esperado, con pocos pasos palante y bastantes patrás, hoy por fin ya se puede comenzar a decir: pasen y vean.
PD: Si alguien nota que le surje, que le apetece, que le brota dejar un comentario en su página… que no se corte. Es algo que motiva mucho a quien escribe. Y se puede ser sincero, por supuesto.
:)
Luz de la patria sin techo
Si la voz quebrada en su designio ronco y lento se escuchara
de tanto luchar por despertar el mundo imposible y sus cielos.
Si se atrevieran las gentes asustadizas a mirar de frente a quien perdió algo más que el horizonte.
Tal vez los parias de la tierra se alzaran juntos y pelearían por encontrar la patria de las nubes de color y su inesperada paz.
Para recordar que el universo siempre, siempre, siempre, nos reserva una sorpresa.
Sira