Primera sesión – [Relato breve]

– No. No tengo hermanos mayores, ni hermanitos.
El hombre señala entonces la figura en rojo situada en el centro del folio, recuadrada, con los brazos abiertos. Su único rasgo facial es una sonrisa amplia.
– ¿Entonces quién es éste?
– Es que… no te puedo decir su nombre. Si te lo digo, se enfada.
– ¿Y qué pasa si se enfada?
– Cosas.
– ¿Qué cosas?
El niño mira en todas las direcciones de la sala. Sus ojos se fijan en la pared del fondo.
– Bueno, vamos a ponerle un nombre ¿Lo podemos llamar el chico rojo?
El niño asiente y el hombre toma una nota en su cuaderno.
– ¿Y qué me puedes decir de él? ¿Por qué lo has incluído en el dibujo de tu familia?
El niño sigue en silencio, mirando al fondo. El hombre se gira, buscando, y vuelve a su posición.
– No quieres hablar de él, ¿verdad?
– No.
– Tranquilo. No tienes por qué hacerlo si no quieres. Vamos con los demás. ¿Quién es éste?
– Papá.
– Lo has hecho muy grande, ¿no?
– Sí. Porque Papá es muy grande.
– ¿Y esta es tu mamá?
– Sí.
– La has hecho mucho más pequeña.
– Ya. Es que el dibujo no me ha salido muy bien.
– ¿Sí, tu crees? A mí me parece muy chulo. Dibujas muy bien.
El niño sonríe levemente, pestañeando.
– ¿Por qué tiene los brazos levantados tu papá?
– Está enfadado.
El hombre toma una nueva nota.
– ¿Y por qué está enfadado?
– Porque …porque éste le ha hecho enfadar.
– ¿Sí? ¿El chico rojo?
– ¿Y qué ha hecho para enfadarlo?
– Pues… cosas.
– ¿Como qué?
– Deja las canicas en el suelo del baño. Tirar la leche en su butaca…
– ¿Por qué hace eso?
El niño mira de nuevo a la pared del fondo sin responder.
– No te preocupes. Ya volveremos.
El hombre señala a la figura femenina.
– ¿Qué es esto que tiene mamá en la mano?
– Un cuchillo.
– ¿Está cocinando?
– Sí.
– ¿Tú mamá cocinaba mucho en casa?
– Sí.
– ¿Qué está haciendo?
– Picar cebollas.
– Ahá… y tu mamá, ¿picaba cebollas muy a menudo?
– Casi todos los días.
Otra anotación en el cuaderno.
– Entonces… ¿éste eres tú?
– Sí.
– ¿Por qué te has dibujado así de pequeñito y en la esquina?
– Estoy viendo cocinar a mi mamá.
– ¿Pasabas muchas horas con ella?
– Sí.
– Oye, una pregunta. No me contestes si no quieres. Es sobre el chico de rojo, ¿vale?
El niño respira más profundo.
– ¿Por qué está detrás de la puerta?
– No es una puerta.
El niño señala unas rayas azules en la esquina del recuadro.
– ¿Un espejo?
El niño asiente. El hombre lo mira despacio y luego se gira. Camina hacia la pared del fondo. Descuelga el espejo.
– ¿Qué hacemos con él? ¿Lo guardamos?
El niño hace un pequeño gesto con el dedo de una mano. El hombre lo saca de la sala y cierra la puerta. Se sienta de nuevo en su silla.
– ¿Mejor?
– Sí.
– El chico de rojo …¿está en los espejos?
– Sí.
– Y… ¿te habla?
– Sí.
– ¿Qué te dice?
El niño sonríe y canta.
– Te vas a quedar solo. Te vas a quedar solo…

Sobre este texto:

Comenté el otro día que formaba parte de un grupo literario en el que intentábamos  obligarnos a currar un poco.  La sesión de un compañero sobre «Fantasía, Simbolismo y Absurdo para representar el subconsciente» incluía teoría y un ejercicio que me picó bastante.  Aprovechando un periodo gripal me he puesto con él. Éste es el resultado. Además, agradezco a P. las indicaciones que me dio sobre cómo suelen ser este tipo de entrevistas.

6 comentarios en “Primera sesión – [Relato breve]

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