Pasta y disfrute

No es que el dinero no mejore nuestra calidad de vida. El problema es que, como casi todo, va perdiendo eficiencia.

Pongamos el ejemplo de la piscina.

Ser socio de unas piscinas municipales me cuesta 24€ al mes. Con eso ya puedo bañarme y tomar el sol en verano, y acceder al gimnasio en invierno.

Podría apuntarme a un club o gimnasio un poquito más fashion y, según condiciones, me estaría moviendo en el orden de entre el doble o el cuádruple, más cuota de inscripción, que en ocasiones es un pico. Las instalaciones serían mejores, seguramente. Habría varias piscinas, incluso una olímpica, pistas de tenis, yo qué sé…

Por encima quedarían los clubs más elitistas, con golf, zona de hípica, etc… que esos ya te cobran pero bien (i.e. lista de tarifas del Club de Campo Villa de Madrid, nótese que todo te lo cobran aparte). Tener una piscina -grande- en casa, para no tener que desplazarte, ni compartir calles con desconocidos, y hasta poder invitar a la gente y quedar como un boss, cuesta decenas o cientos de miles de euros. Y eso sin decir que requiere disponer de una casa que lo permita. Si habláramos de tener, además, un campo de golf privado nos estaríamos moviendo ya en los niveles de los jeques árabes.

Hay ciertas mejoras de la calidad de vida en cada uno de esos pasos. Sin embargo, los primeros 24€ son, sin duda, los más eficientes. Porque se pasa de no tener piscina, a tener. A partir de ahí, cada escalón que subes (mejores servicios, status, exclusividad) empieza a costar una cantidad de dinero mucho mayor que lo anterior. Es decir, no es directamente proporcional.

Podríamos aproximar ese comportamiento mucho mejor con una curva logarítmica, como ésta:

Y ahí es donde  todo el mundo se pega de cabeza. Porque la intuición nos lleva a pensar que las cosas son más lineales. Y que si mi coche vale 10.000 y el tuyo 20.000, entonces es que es el doble mejor, ¿no?

Pues no.

Hay que pagar, pongamos, 10 veces más para subir un pequeño escalón. Y 100 veces más para subir el siguiente.

¿De verdad alguien cree que entre un vino de 5€ y uno de 500€ lo que se disfruta es 100 veces más? ¿Y que se sigue la misma proporción con los de 5.000€?

En la realidad casi nada se comporta de manera lineal.

Ni siquiera el potencial de disfrute del ser humano lo hace. Asumámoslo: No tenemos infinita capacidad de apreciar los matices, de valorar cada dimensión de las cosas, ni siquiera de entender lo que tenemos.

Que no os la cuelen, por favor.

Cuando veo lo que cuestan los productos para la élite económica suelo pensar «pobres, qué esclavos de su estatus…»

Pero, claro,  al final todos tenemos nuestras servidumbres, ¿no es así?

9 comentarios en “Pasta y disfrute

  1. Más o menos equiparable a lo de «las nuevas tecnologías traen nuevos problemas» que decía Murphy, «a nuevos privilegios, nuevas necesidades». No vendría mal que todos hicieramos un pequeño ejercicio de inteligencia emocional y humildad de paso, si no fuera porque parece ser que si a un ser humano se le deja en su estado de mínima energía (simplemente dedicandose a respirar y vivir), es incapaz de hacer nada al respecto.

  2. Me encanta lo de la curva logarítmica, aunque me da que no termino de comprender el alcance matemático de la misma.

    Gran reflexión que enseñaré a mis alumnos, eso sí, sin hablarles de logaritmos, no sea que se echen a correr.

  3. Utilidad Marginal. Lo que estás explicando es la definición económica de utilidad marginal.

    Y sí. La mayor utilidad marginal la tiene siempre la primera unidad consumida. La mayor utilidad está en comer algo, que siempre es mejor que no comer. Si luego comes una hamburguesa o un menú de dos platos, postre y café, la utilidad marginal es menor.

    Y así sucedáneamente (cómo diría Gomaespuma)…

  4. Sí, así funciona, y también al revés: de estar muy mal a estar tirando hay una gran diferencia, pero cargarte la causa de tu mal del todo, ese escalón, ese es el que cuenta.
    Me ha gustado mucho el post, ¡maestro!
    Por cierto, ¿Zeberio se nos ha hecho maestro? de chavales, quiero decir…

  5. Yusayatami:
    El ejercicio de inteligencia emocional, sí, es sencillamente saber lo que uno quiere y ser realista con lo que es capaz de apreciar. No todo el mundo puede convertirse en experto en vino y saber de jazz cuando coincide con un ascenso en Ernst&Young. ;)

    Zeberio:
    El tema de la curva logarítmica es relativamente sencillo, pero poco intuitivo. A la gente le cuesta entender que «la mejora» de 0 a 1, cuesta 1. De 1 a 2, cuesta 10. De 2 a 3, cuesta 100. De 3 a 4, 1000… y así sucesivamente.

    Sin embargo, muchísimas cosas funcionan así… concretamente en la percepción humana (que va muy al hilo del artículo). Por eso el volumen se mide en decibelios (que es una escala logarítmica).

    Pablo:
    ¡Estupenda la reflexión del tipo de la conferencia TED!

    Igual la publico como post, para es que no la haya leído en tu comentario. Un poco pena que sea en inglés.

    De todas maneras, lo que dice está relacionado pero no es lo mismo. Él dice que hay una correlación entre el nivel de satisfacción de la gente con su vida y sus ingresos. Pero que a partir de los 60.000$ al año ya no hay absolutamente ninguna. Se es igualmente feliz con 65.000$ que con 10 millones.

    Didac:
    Ahora que lo dices, algo recuerdo de mis tiempos en empresariales, jejeje… Aunque reconozco que no lo pensé mientras escribía.

    Lo que intentaba en este artículo era aplicarlo a esa búsqueda de la felicidad a través del dinero que nos venden cada día. Y por qué no debemos volvernos locos con eso.

    Si alguien pretende darme envidia con un «mira que pedazo de coche que me he comprado, que me ha costado 10.000€ más que el tuyo» yo pienso «muy bien, has pagado 10.000€ por un x% de mejora respecto a mi coche… Yo, con esa pasta, me voy de vacaciones a tailandia 5 veces».

    Ana:
    Como con tantas cosas. Aprobar un examen cuesta, pongamos, 20 horas de estudio. Sacar notable 50. Y sacar un diez, cuesta 100. Cada punto son muchas más horas que el anterior.

    Es cuestión de cada uno decidir si va a ser más feliz con el sobresaliente o invirtiendo esas 50 u 80 horas en salir a echar unas cañas.

    Lo que no debería ser nunca es una no-decisión. Que sea la debilidad de voluntad la que te impida meter esas horas …o conformarte con el notable.

    Como te iba diciendo… cada cual tiene sus servidumbres. ;)

  6. Leerte me ha traido recuerdos a las clases de microeconomía hace ya 7 años.

    Se me vienen tantos conceptos a la cabeza que no puedo ordenarlos ni aplicarlos a tu comentario.Demasiada teoría y poca práctica….ainss

    Pero algo si que me ha quedado claro y aplico muy bien: optimizar los recursos,escasos, decidiendo racionalmente.

    Y cuanto suele ayudar internet a decidir….

    Esto ya es para flipar un poco:

    ∏A = gUG + min(k-g, (1-g)(1-r))

    Dice que para comprar el billete de avión más barato por Internet, tienes que hacerlo en horario fuera de oficina y 8 semanas antes del vuelo.

    http://www.guardian.co.uk/world/2010/aug/22/airline-ticket-eight-week-rule

    Saludos y hasta otra!!

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