Ejercicio 3: De la pintura al teatro, a través del jazz (II)

Para el último ejercicio de la serie se vinieron seis valientes a probar. El ejercicio consistió en las siguientes partes (bueno, en realidad, he incluido alguna mejoras respecto del original, por si alguien se animara):

Parte 0 – El estándar

Antes de nada, había que poner de acuerdo a todo el mundo en qué íbamos a construir, construir una escena o protohistoria. Para ello:

  • Empezamos por ver una serie de cuadros, cómo no, de Hopper y cada uno fue seleccionando aquellos que más le interesaban.
  • Finalmente se acabaron conformando dos grupos de tres personas cada uno para cada cuadro y lo comentaron.
  • Les pedí que se pusieran de acuerdo en: «¿Cuáles son las relaciones entre las personas de este cuadro?«. Y también que intentaran evitaran las relaciones de «amor de pareja» porque suelen tender demasiado a menudo hacia el melodrama o lo excesivamente manido. Aunque la pregunta era esa, inmediatamente quedó claro que, de manera natural, la gente estaba construyendo historias entre ellos. No sólo relaciones tipo «Madre de, cliente de, hermano de», sino un esbozo de historia a través de la escena. Me llamó la atención, pero no forcé otra cosa. Sólo tomé nota y les dejé hacer.
  • Finalmente, cada uno escogió uno de los personajes para sí mismo.

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Parte 1- Ensayo en solitario

El objetivo de este paso era construir un personaje interesante para cada participante en la dinámica. Darles un poco de profundidad, pero también de elementos más obvios y evidentes. Aportarles un poco de sonoridad, como si dijéramos. Tenían un par de minutos para cada uno de los siguientes apartados:

  • En primer lugar, les pedí que escogieran un objeto cualquiera de la habitación en la que estábamos. Cualquier cosa. Desde botes de yodo a paraguas, pasaron por la mesa. Y que escribieran cinco características del objeto. Una vez escritas, debían escoger una de ellas como identitaria de su personaje.
  • A continuación, les pedí que sacaran, cada cual para su personaje, pequeñas listas de:
    • 5 temas de su interés
    • 5 palabras, expresiones o muletillas que utilizaran habitualmente.
    • 5 movimientos, acciones o tics que físicamente le caracterizaran.
    • 5 detalles a los que prestaban más atención en otras personas o en su entorno.
  • Al terminar el bloque, les pedí que escogieran una o dos de cada categoría. Y les aconsejé que no evitaran pequeñas incoherencias.
  • A continuación, les pasé una lista con una serie de preguntas más de fondo y las pedí que las respondieran como sus personajes. Tenían truco. Son algunas de las diseñadas por el psicólogo Arthur Aron para crear intimidad entre desconocidos. (Estuvo bastante de moda por las redes hace unas semanas, porque un periodista narró que eran para conseguir establecer relaciones de enamoramiento, lo cual Aron desmintió, por supuesto). En cualquier caso,  las preguntas son muy buenas, y seleccioné algunas para que se las hicieran a sus personajes. Concretamente fueron:
    1. Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron, ¿qué sería?
    2. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste a solas? ¿Y para otra persona?
    3. ¿Tienes una corazonada secreta acerca de cómo vas a morir?
    4. ¿Por qué aspecto de tu vida te sientes más agradecido?
    5. Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron, ¿qué sería?
    6. ¿Hay algo que hayas deseado hacer desde hace mucho tiempo?Por qué no lo has hecho todavía?
    7. ¿Cuál es tu recuerdo más valioso/doloroso?
    8. ¿Cómo te sientes respecto a tu relación con tu madre?
    9. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y a solas?
    10. Si fueras a morir esta noche sin posibilidad de hablar con nadie, ¿qué lamentarías no haber dicho a alguien? ¿Por qué no se lo has dicho hasta ahora?

Parte 2 – Jam session:

Cuando ya todos los muchachos tuvieron a su personaje a punto, ya podíamos empezar a tocar. Lo hicimos como una especie de partida de rol en la que cada participante decidía las acciones y palabras de su personaje, salvo que por escrito y según una estructura predefinida.

La estructura me la construí yo mismo, pero al estilo de las que usa Sanchis Sinisterra en sus ejercicios de dramaturgia. A cada uno de los tres personajes les llamamos de forma abstracta como A, B y C (de los cuales A y B tenían la relación más estrecha de partida) y tenían que ir escribiendo y pasándose la hoja con las siguientes premisas (bueno, en realidad, esta es una versión mejorada, por si alguien lo quisiera utilizar):

  • Fragmento 1:
    • Habla A y expresa frustración.
    • Habla C y expresa miedo.
    • Habla B con orgullo.
  • Fragmento 2:
    • A comienza un monólogo en el que menciona ciudades o lugares.
    • B le va interrumpiendo con palabras sueltas o comentarios breves.
  • Fragmento 3:
    • C intenta realizar una acción, sin éxito.
  • Fragmento 4
    • A continuación C profetiza sobre el futuro de A
  • Fragmento 5:
    • A y B interrogan a C atropelladamente, sin darle tiempo a contestar, cinco veces seguidas. (A, B, A, B, A)
    • B interroga a A
    • C interroga a B
    • A interroga a B
    • B interroga a A
    • C interroga a A
    • Tras un silencio, B explota de ira
  • Fragmento 6:
    • B comienza a hacer preguntas a A
    • A responde con evasivas
  • Fragmento 7
    • A da instrucciones a C
  • Fragmento 8
    • B habla sobre el pasado de A, en relación con la profecía que C había hecho en el fragmento 4
    • C consigue realizar la acción que no había conseguido realizar en el fragmento 3.
  • Fragmento 9
    • A enumera lugares o ciudades
    • Intercalados con los de A, C enumera actividades, planes que realizar
  • Fragmento 10
    • B expresa miedo
    • A expresa orgullo
    • C expresa descreimiento

Una vez terminado, pusimos la imagen en el proyector y lo leímos en voz alta. Cada cual su personaje.

El resultado, a pesar de ser una primera versión sin revisar ni un minuto -porque teníamos prisa-, quedó bastante curioso. Tal vez más dinámico e interesante de lo que hubiésemos conseguido cada uno por separado en ese tiempo. (Aproximadamente dos horas y media, incluyendo parada para el cigarro).

De los dos, sólo tengo a mano uno de los ejercicios:

Igual es porque en el fondo, quiero. Pero yo veo ahí el trabajo en solitario, veo la improvisación, el interplay y hasta algo de swing.

4 comentarios en “Ejercicio 3: De la pintura al teatro, a través del jazz (II)

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