Sostengo que existen una serie de elementos comunes a la mayoría -si no todas- las disciplinas creativas.
Principios que pueden utilizarse -aunque no siempre estén presentes- tanto en las artes formales e históricas, como en las más recientes y en cualquier combinación híbrida de todas ellas.
Elementos que conectan con la esencia de la creatividad, y que tienen más que ver con el reconocimiento de nuestros mecanismos cerebrales y emocionales que con el dominio específico de determinadas escuelas. Sin embargo, el profundo desarrollo de cualquier ámbito creativo acaba conduciendo a ellos.
Sencillamente, están ahí.
Por mi proceso personal, son cosas que he ido aprendiendo, principalmente, a través de la escritura. Pero los he reconocido, a menudo, al hablar con el músico de jazz, el pintor, la bailarina, el fotógrafo, la actriz teatral, el dibujante de cómics… De hecho, podría decirse que la aproximación concreta de todos estos elementos a un determinado ámbito de la creatividad constituiría, de alguna manera, su «técnica».
Y defiendo que identificarlas y elaborar un acercamiento individual a las mismas puede ayudar muchísimo tanto en la creación como en la comprensión de cualquier arte.
Una vez escribí un poema en el que me refiero a uno de esos elementos: el elemento neutro. Pero he identificado por mi cuenta unos cuantos más -quién sabe, quizá acabe haciendo un poemario- y quería contrastarlos con vosotros, que sabéis mucho. Sin duda habrá habido autores que hayan hablado de esto y tal vez los conozcáis. (Yo no sé ni cómo buscarlos). O quizá hayáis reconocido cosas similares y no tengáis problema en compartirlas conmigo.
Como son unos cuantos, continuaré con la lista en el próximo post. Por ahora, ahí van los primeros de este «hasta aquí he llegado»:
- La presencia: La presencia creadora. El emisor. Lo primero que dibuja un niño al coger una hoja en blanco. Ese puntito, ese pequeño círculo -casi siempre- en la zona central. Esa primera nota. Un primer «este soy yo».
- El espacio: Y el contexto en el que se empieza a trabajar. El ámbito en el que el creador va a moverse. El área del escenario, los límites del lienzo, el rango de frecuencias. Si este era yo, «este es mi espacio».
- El sentido: Una de las partes centrales de toda expresión artística. El impulso que origina todo lo demás. Puede ser que exista tanto como «búsqueda» o como «respuesta». Pero, en cualquier caso, es la necesidad de síntesis de sentido la que lleva a la acción creativa.
- La estructura: Otro de los elementos esenciales. El esqueleto que da forma y articula la creación. Diría, además, que puede funcionar a muchos niveles, a mayor y menor escala, incluso simultáneamente. Por ejemplo, en la escritura existen estructuras narrativas, pero también gramaticales, que deben apoyarse la una en la otra. También podrían englobarse aquí elementos como la «composición» en la pintura o la fotografía.
- La progresividad: Es la representación del cambio. Porque en todos los artes, incluso en los más estáticos, existe la posibilidad de mostrar la evolución y el cambio. Que la situación planteada crezca o decrezca. O crezca para decrecer o a la inversa, aunque sólo sea para que todo siga igual.
- El ritmo: Que casi siempre va de la mano de la repetición. La inclusión de elementos constituyentes, fragmentos, piezas, patrones que aparecen periódicamente en el tiempo (o en el espacio, ese otro tiempo) para darle «movilidad» a la estructura. Para marcar los puntos, las articulaciones, los puntos de referencia a partir de los que todo cambia,
- El Elemento Neutro: La ausencia del elemento básico con el que se trabaja en una disciplina. La omisión, el vacío, el silencio, la quietud. De alguna manera, el reconocimiento del límite de lo expresable.
- (continúa en la parte II)
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Notas:
- Estas ideas vienen de muchas fuentes. Pero probablemente la mayor influencia venga del dramaturgo -entre otras cosas- José Sanchis Sinisterra.
- Desarrollé en parte estas ideas como posibles opciones de actividades para los del «Grupo -más bien- literario Lazslo J. Nelson» del Ateneo Navarro durante este curso. Al final, por supuesto, haremos lo que nos dé la gana. Pero por probar…. El resto de alternativas, las planté en esta presentación:
Desde el punto de vista de la improvisación musical se podria añadir el concepto de interplay, en el que el producto final no depende de uno mismo exclusivamente, sino que el resto de componentes sugiere caminos y estimula la improvisación del solista. Eso si uno está dispuesto a escuchar al resto claro jejeje. De hecho uno puede escuchar hasta donde quiera y dejarse estimular por todo lo que le rodea… Si sabe luego construir algo coherente con eso ya es otra cosa…. Supongo que esto se puede extender al teatro, las performances, etc…
Muy bueno el aporte, mon. No es algo que tuviera pensado, pero lo he incluido en la segunda parte del post.
Miles de zenkius!
El proceso de creación es fascinante. Y el elemento neutro…
En mi caso, cuando me pongo a escribir, es como si una parte de mí o una parte de algo que está en mí me forzase a escribir y me dictase las palabras. No sé si no soy yo o soy yo en mi estado más puro.
«Ser medium del propio subconsciente» que decían los surrealistas a eso. «Estado de flujo» le llamarían los psicólogos. Una sensación muy real para muchos. Que suerte vivirlo así, porque no faltan los que lo viven con sufrimiento. ;)