Si hubiese tenido un blog como este en el año 02006 os hubiese lanzado una predicción, tal vez una apuesta.

Y la hubiera perdido.

En aquel momento, al comienzo del boom -que no cesa- de youtube me di cuenta de que demasiados, un número alarmantemente alto de los vídeos, consistían en localizar gente vulnerable (o, mejor dicho, grabada en un momento de vulnerabilidad) y hacer sangre. Mofa, befa y escarnio …en modalidad viral. Porque, señores, alguna de esa gente que tanto les hace reir… sufre mucho.

Comentándolo con mis amigos de entonces les dije «No va a pasar ni un año hasta que un chaval de algún lugar, desesperado por la vergüenza y la angustia de un vídeo suyo en youtube, no pueda soportarlo y se quite de en medio«. Hubiera apostado porque ocurriría pronto.

Con el tiempo, se me fue olvidando.  Llegué a pensar que, de hecho, estas cosas tal vez se daban, pero no se difundían. El suicidio sigue siendo uno de los grandes tabús. Cuando ocurre algo así, no sale en prensa. Los argumentos son que se intenta evitar el «efecto contagio» y que se piensa en las familias (aunque me río yo de lo que se piensa en las familias en mucho otros casos). Sinceramente, el tema me supera. No me siento capaz de dar una opinión sobre qué debe hacerse, pero en el «Blog de Raskolnikov» se publicó un  excelente artículo cuestionando los beneficios de esta práctica y unos no menos excelentes comentarios que aportaban muchísimo al tema. De verdad, leedlo, con sus 84 apuntes al pie.

Y recientemente ha ocurrido lo de Amanda Todd.

No es que me haga feliz, pero al final resultó que tenía razón. O que era una cuestión de tiempo, quién sabe. Supongo que tenía que acabar pasando, ¿no? Somos tantos…

El caso es que últimamente estaba haciendo otras predicciones. De las que me pregunto si no acabaré «acertando» un desacierto. Pero casi que prefiero escribirlo de forma ficcionada. Una imaginación. Una locurilla. Separada del plano real.

Yo creo que la semana que viene o así…