El ejercicio consta de dos partes, pero conviene no revelar que es así, hasta que no se ha concluido la primera. La parte II puede realizarla el mismo participante u otro diferente, intercambiando los textos.
PARTE I:
Imaginad escenario, público o privado. En él se encuentra un personaje con un tremendo conflicto interior. Algo que le ha traumatizado, que no puede aceptar de la realidad o de sí mismo. Dadle varias voces. Mínimo dos, pero pueden ser más. Una debe de ser la parte más débil, más víctima y es “el sujeto”. Al resto, que pueden estar claramente definidas como una o ser algo más ambiguo y abstracto, les llamaremos “la otredad”. Escribid, en forma de monólogo interior (ver en «características de un monólogo interior«) algo así Se pueden ir dando cada una de las instrucciones cada dos minutos, aproximadamente:
- Referencia al aquí y al ahora.
- Hace una referencia muy vaga a que algo le duele o le perturba
- Entra “la otredad” y le acusa
- Algo de “su aquí y de su ahora” se daña
- El sujeto ve en ello en una imagen de su incapacidad
- El sujeto intenta “reparar” lo que ha hecho mal y se promete hacerlo mejor
- La otredad le humilla
- El sujeto sólo consigue estropearlo más
- La otredad le propone un pacto: a cambio de ayudarle debe autolesionarse
- El sujeto accede
- El sujeto descubre que le están observando y reacciona a ello
PARTE II:
Un observador neutral observa todo lo que el personaje de la Parte I ha realizado. Da igual que estuviera solo, siempre hay alguna ventana indiscreta. Lo describe de forma neutra, sin adjetivos emocionales, como un entomólogo.
*****
Iker me ha dado permiso para publicar su ejercicio (Parte I) y lo que le escribió Iñigo (Parte II). Le venía muy al pelo, porque había estado escribiendo para su blog algo muy relacionado. Seguramente me expliqué mal en la sesión -porque varios lo entendieron como él-, pero hubiese querido algo más narrativo-creativo en el enfoque. Aun así, estuvo curioso.