Para algunos, esta entrada será innecesaria de puro obvia.
Porque está claro que no soy, ni de lejos, el primero o el único que dice lo del título. Sin embargo me sorprende que alguna vez lo he dicho en alto durante el patxarán y me he encontrado con poderosas resistencias.
Lo entiendo en parte. Porque hay pelis de las que recordamos interpretaciones más creíbles que la realidad, bandas sonoras engorilantes, efectos especiales de romper molómetros, o una fotografía en la que cada fotograma es enmarcable, etc… Todo ello de manera consciente. Inconscientemente -para la mayoría del público- hay otros méritos más sutiles como la iluminación, escenografía, montaje, maquillaje… Cada una de esas disciplinas es un mundo y hay verdaderos maestros en lo suyo. Dominio de la técnica que se convierte en arte. Sin embargo, casi todo el mérito lo suelen acaparar dos tipos de profesionales: actores y directores. Lo que se responde, por defecto, a la pregunta ¿y de quién es?
Pero pensad en cualquier buena película. Cualquiera de esas que haya hecho una aportación a vuestra vida y preguntaos: ¿era bueno el guión? Con esto quiero decir, ¿eran los personajes interesantes? ¿Funcionaban los diálogos -si los había-? ¿Eran reveladoras las acciones? ¿Estaban bien hilados los acontecimientos hasta llegar a un final en el que todo encajaba y, a la vez, sorprendía?
Claro, es natural. Del mismo modo que no se puede construir un gran edificio si los planos están mal pensados.
Es muy posible, eso sí, tirar por tierra un gran guión si el resto de los profesionales no hacen bien su trabajo. Y a veces ocurre, incluso sobre los mejores guiones, que otros profesionales consiguen sacar matices que den «profundidad y vida» hasta alcanzar cotas superiores a lo escrito. Algo que, si sucede, es porque el guión contribuye -dejando un espacio- para que el resto de creativos hagan su parte. Dicho de otro modo: para que la peli sea buena, un gran guión es condición necesaria, no suficiente
Parece que es algo por lo que están apostando los productores de las nuevas obras maestras de televisión. Alan Ball gana Oscar por el guión de American Beauty y la HBO le da un cheque en blanco. Confianza que él corresponde con la descomunal A dos metros bajo tierra. Larry David, después de arrasar con Seinfield, se deja llevar con una curiosa forma de escribir sus guiones para hacer una serie tan fresca como …Larry David.
Aquí os dejo una serie de cinco videos en el que Larry David y Ricky Gervais (creador de The Office) hablan sobre creación, humor, televisión, etc… Clase magistral a dos bandas.
A mí no se me ocurre un solo contraejemplo. Pero os desafío a «sacarme de mi error».