Foteros

No nos habíamos elegido, pero tampoco conocíamos a mucha más gente en aquel país. «Oye, a ti que te gusta escribir y el arte y esas cosas, igual te apetece conocer a mi tío, que es fotógrafo y es la caña y viene mañana de visita«.

Dijeron que me invitaban a cenar y quedamos a las nueve en un bistro del centro. Tenía treinta años más que yo, pero controlaba de Massive Attack, así que ni tan mal. Poco a poco la conversación fue derivando al tema de la fotografía.

Me enteré de que él tenía una cámara que, sólo el cuerpo, costaba más de mil euros. Pero claro, que luego en los objetivos era donde uno se podía dejar la pasta realmente. Nos estuvo contando de las maravillas que había sacado Canon últimamente. De que con eso podías fijarte en un detalle a tantos metros y que quedaban perfectas. «Ese objetivo solo, para que te hagas a la idea, sin filtros ni nada, ya cuesta como mil quinientos euros«. Y los ojos de pez. Y los macros. Nos citó todo el catálogo de productos, junto con algunas referencias técnicas de distancias focales y esas cosas de las que piloto más bien nada. Se entusiasmaba él solo recitando números y diciendo lo estupendas que eran esas cosas y sus precios.

A ratos, sin embargo, se decepcionaba un poco. Hablaba de que, claro, hacer semejante inversión para luego no poder vender las fotos era un problema. «Porque llevarlas a un estudio, para que un profesional te la saque a tamaño medio, y ya no hablemos de tamaño póster o más, cuesta cientos de euros. Para que te hagas una idea». Me dijo eso, por no hablar de enmarcarlas y todo lo demás, que encarece muchísimo y total para nada. «Porque luego, al final, ¿quién va a pagar trescientos de euros por una foto tuya, por buena que sea? Por un cuadro lo pagan, pero la fotografía no tiene esa consideración como arte».

Aburrido, pagué mi cuenta y me fui a casa pensando que me había hecho a la idea de lo maravillosos que debían de ser esos objetivos si la gente está dispuesta a pagar tanto por ellos. Que, además, no hay manera de rentabilizarlos porque la gente no valora la fotografía como arte. Y que, hablando de arte…

De arte no habíamos hablado ni una palabra.

Sacado de: Para ti que eres joven - ¡Jei-Jou-Lets-Gou! - Manel Fontdevila y Albert Monteys - El jueves

Nota: Esta anécdota me la ha recordado el grupo de facebook «No eres fotógrafo, sólo tienes una cámara muy cara«. Real, como la vida misma.

2 comentarios en “Foteros

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