A la hora de seleccionar destino, no debiera el viajero guiarse -tan solo- por la belleza real o supuesta del lugar. Ni siquiera del trayecto.
Viajar es, sobre todo, establecer una relación emocional con un entorno.
Y es fundamental tenerlo en cuenta.
Elaborar la narrativa personal del qué lleva al quién a un dónde.
Tomarse el tiempo necesario. En especial, para entender.
Construir. Aunque sea el sinsentido fugaz que precede a la carcajada. Pero nunca intentar comprarlo todo hecho.
Compartir, cuando sea posible, la infancia presente o remota de un ser cercano o quizá la de todo un pueblo.
Tal vez, sudar.
En algún momento,
mostrarse.
Otros apuntes para viajeros, más «Instrucciones para no perderse«.
Grande… me ha encantado…
buscaré destinos, tomándome el tiempo necesario…
con un ¿por qué no? :)
Me alegro. :)
Son cosas que creo haber entendido de los viajes. De los que merecen la pena…
Ya me comentarás qué encuentras. ;)